a las Fridas

Cuando tenemos que permanecer inmóviles, hay que hallar escondrijos, adonde esconder los dolores, hay que descubrir puertas escondidas por donde escapar de lo que congoja.

O hacemos esto o enloquecemos.

Pero nada quita que con escondites, dolores y congojas transmutados en fantasías, no se fije en nosotras la locura…

El desquicio acecha.

Estando inmóviles o no.

Pero si siendo un poco más que desquiciada, como dice mi pareja yo lo soy (ósea más loca que loca) hay lugar para ser feliz a nuestro modo, sin ser desquiciadas tal vez nada seríamos.

Sin el desquicio, sin la imaginación alimentada por el dolor y las tinieblas no saldría a la luz del día lo que a muchos maravilla.

Sin ese combustible inagotable que es el dolor, y el vacio que carcome “el cuento que nunca fue contado”, no saldría a la superficie ni el poema, la poesía, el arte, el drama.

En la semana de recordarla, a la Frida que vive en cada mujer, (si se lo permite a si misma cada una), un viva a las Fridas* que pasan, pasaron y han de pasar en mi vida.

Luciana Onofre

* Cada una a su manera: Alícia, Monica Patricia, Siusi, Kel, Rafa, Fernanda,Danielle, mi madre, Cristina, Ana Paula.